domingo, 26 de febrero de 2017

UN VIEJO CÉNTRICO BARETO ACOGEDOR EN RESUMIDAS CUENTAS

como en el noventa 
por ciento de las ocasiones,
esta impávida noche agria 
recalo solo aquí pero... 
espera ahí ahora quieto 
esquinándote un poco, 
y observa, observa, 
porque no es del todo así:

los sofás, 
la barra, el billar, 
los lavabos, la zona 
junto a los giradiscos, 
el mezclador 
y los viejos vinilos 
de blues, jazz, 
rock, soul... 
todo está vacío 
de personajes de suburbio 
(por ahora) 
así que 
me acerco a un taburete 
(que sé que nadie 
vendrá aún a quitarme 
mientras mee) 
y a tony, 
el talludo 
narigudo barman 
(que sé
que me dejará 
aún en paz 
mientras pague 
por lo que beba) 
meneando monedas 
usadas con la diestra.

apoyo la mochila gris 
llena d' escritos
en el taburete 
junto a la pared 
bajo el armario
lleno de latas 
de conservas 
que otra noche más
casi nadie necesitará.

el deporte rey 
hoy ha terminado. 
el relente 
no tardará en sacar 
de sus turnos finalizados 
hogares funestos 
a los primeros calumniadores
camelados 
por la latente 
resignación. 
no he vaciado
la copa de mi primera voll 
mientras desfila 
por el tugurio 
el primer derrotado del día 
y toma taburete 
cinco taburetes 
más allá del mío.
nos saludamos 
brusca y desganadamente
(como poco conocidos 
y malos compañeros 
de tragos que somos).

tony y él ejercitan sus lenguas 
contándose mandangas 
que me pillan lejos,
poco comunicativo, 
optando por dejar
que me surquen la cabeza 
mareantes palabras, 
guitarrazos, 
temeridades...

pocos sorbos más tarde aparece 
kurt el kurdo tuerto.
kurt raja más, 
bastante más de la cuenta,
explayándose con cuentos, 
acentuando de un modo
que me incita a pasarme 
al jack y observar el billar.
unas ralladas y hielos 
encogidos más tarde
llega stephan farrón, 
hostia la barra 
con el puño izquierdo 
y pide urgentemente 
un gin tonic.
más tarde entran gitanos,
un viejales con pinta 
de cardenal retirao,
una cuarentona con piel 
sin cardenales visibles
que no me ofrece tabaco 
cuando lo ansío
y acabará leyendo poemas 
sin saber que son míos,
un par de calvos culés 
preparados 
p' arreglar el país 
soltando perdigones,
una tipa baja y rellenita 
con su hija
un poco más alta 
y un poco 
menos rellenita
pero igual de fea, 
cazurra y golosa;
una embarazada 
con su fortachón 
marido ciclista,
tres quinquis chistosos, 
un moña rubio 
que me ofrecerá 
coca sobre el lavamanos,
un argentino 
que gesticulando mucho 
le dice
a otro argentino: 
¡le racholaré esa jeta 
de simio enterao 
si vuelve a jugármela
con el tema!,
un porreta que 
nada más pisar el cuchitril
actúa como si fuera 
a darle un patatús
mencionando a un tal rick 
que le busca p' hacer 
que se coma los dientes,
un tío carca 
muy mal hecho 
que manosea
vinilos 
como si fueran 
calabacines,
un hemafrodita sordo 
que vende buena marihuana, 
un sommelier 
que me recomienda tintos 
por menos de quince euros 
grupos de jazz 
esenciales...

y siguen, 
siguen, 
siguen llegando
extraños perdedores 
que nunca conmigo 
ni entre ellos 
se han citado
pero si mantenemos 
la calma 
y las carteras
puede que no provoquen 
enemistad, pero...

espera ahí 
ahora quieto 
esquinándote un poco,
(porque creo 
que ya estoy bolinga)
y observa, observa, 
porque no es del todo así:

igual todo no ha pasado 
sólo esta noche...
pero 
pese a que por esta vez 
reconozco haber alucinado
a mí me ha parecido que sí.



de septiembre 
de 2012, 
dsbrdr. 


(incluido originalmente 
en ¡ESTRAGA!, 
autoeditado en septiembre de 2013)