jeff y cándida estaban
de vuelta de todo y
de vuelta
del electrohortera
club "subtralla"
dirigiéndose
a la chachisalsa
sala "meneíto".
el finde
de ambos ochenteros
casi veinteañeros
se iba al traste
sin haber inventado nada,
descubierto nada,
despachurrándose
a sí mismos
con potente desgarbo.
dida se apalancó
como copiloto sin carné
con otro cañardo entre labios
tirando a muy rosáceos.
era rubia pelopincho de pega
por aquel volátil entonces,
garrula gandula gordita sebosa
hasta que un lecho
de puntas la zarandease.
jeff se hartó
de la nostalgia de su cía
y cambió el relax
de frankie goes to hollywood
por primal scream
y cabeceó con swastika eyes.
los negros se preparaban
pa seguir puliendo
récords en atletismo,
en tamaño de minga,
en registros vocales;
los soberbios buscabullas
con bomber hecha polvo
no tenían suficiente,
las putas y los puteados tampoco.
Harvey keitel ya había
demostrado mucha grandeza.
teléfonos móviles,
redes sociales y
lo que vendría
estaban casi conformados
pa representar la quintaesencia
del monopolio
de todo ser controlador.
trasladaron
sus holganzas y torrijas
desde el civic
hasta la salita salsera.
eran él para ella y ella para él
medio rollete-medio colegueo...
tenían tantas calumnias
por insuflar...
en alguna parte
del paradero de los parásitos,
los viciosos jodían
dentro de un patrol,
the jesus and mary chain
se habían quedado
sin melancólica oscuridad,
algún tajao estaba
potándose encima media docena
de cubatas de dyc-pepsi y setas.
el par de bandarras
pisó el antro
tan entusiasmados
como un moscardón sobre un mojón.
puede, seguramente puede
que hubiera
ochenta1000 cosas
mejores por hacer:
sencillamente
no se les ocurrieron.
aquello era algo así
como una niñería
amoldada a bachata, merengue
y esas cosas pa felicianos.
el merengue de jeff
quería también amoldarse
a algo más
que a sus propias pelotas.
había alrededor
de una quincena
de ojetes de putitas
contoneándose suavemente
mayormente marcados
y más o menos femeninos.
la barra era corta y estaba cerca.
una sudaca cuellicorta
asomaba tras ella.
dida pidió
four roses-red bull,
jeff vodka-lima.
entre trago y trago sin tregua,
jeff reconoció a vera
entre el ganado en movimiento.
era coleguita de otra gordita
que había currelao con dida y jeff
durante el verano anterior,
instalando aspersores
en jardines y regándolos.
vera se meneaba
totalmente tapada
con cutre cuero negro
sin dejarse la piel,
los pelos o los pies en ello.
jeff se acercó
pa ver la calidad del cuero
y de paso saludarla.
sí, estaba bien
(ella, no el cuero).
dida saludó a lo simpática
y se alejó a lo pánfila.
"vera, ¿sabías que
ya me saqué el carné? /
¿ah... sí, jeff? / sí, vera,
sí. / ¿y ya tienes coche? / sí,
está fuera, ¿quieres verlo? / vale."
salieron. el civic
seguía ahí. la luna también.
no mucho más les acompañaba ahí
salvo otros coches, tierra
y otra noche.
"mola. / ya. es mío. /
y rojo. pinta bien. /
ya. lo quise así. / caro,
¿no? / ya. lo pagué yo.
ahorré 15mil pelas
durante 9 pagas."
un nuevo silencio,
a la par que jeff se trempaba,
dejó cualquier asombro
e interés por el carro
a la altura del alcantarillado.
"¿quieres verlo
por dentro? / vale."
tenía salpicadero,
volante, cambio de marchas,
pedales y todo eso
que suelen tener como mínimo.
"mola. / seh. ya...
ya lo has dicho, tronca."
swastika eyes
volvió a protagonizar la escena.
jeff tomó
las riendas de la tensión
en el espacio cerrado;
acabó su piti
y atacó
a su boca con su boca
sin más preámbulos de cagarrina.
vera esquivó el ataque
sin mejor defensa
que un no a secas.
jeff se encabronó levemente
y palpó a degüello
la zona cubierta de su patata.
"que lo dejes, joder... tío,
que no vas a hurgar ná."
jeff aún becerro insistió
aún con primal de fondo
un par de veces más.
vera quedó apresada
por el pánico a verse violada
por un cabeza de techno
y abrió la puerta bruscamente,
largándose a todo trapo
con todo el cuero malo
entero encima
pal local de mal gusto musical.
jeff subió el volumen
y se la peló solo,
aún con swastika,
ya con el remix
de chemical brothers.
tras ello retornó
en busca de dida.
"¡laputamadrequetejiñó...
pero... ¿qué has hecho,
so desgraciao?
ha entrao llorando
y corriendo, diciendo
que has querío abusar d' ella,
lo sabe tol mundo aquí!"
jeff le resumió la historia
y trató de buscarla pa disculparse
sin saber bien del todo por qué,
pero topó de bruces
con ocho chonis amenazantes
bloqueando la entrada
del baño de pavas.
"si das un maldito paso más
te patearemos
el jodido esófago aquí mismo,
puto salido de mierda."
dijo la choni superiora.
(no hay nada que puedas hacer
cuando una choni tira
de ingenio y poderío)
jeff sonrió
a modo de disculpa áspera
y retrocedió sobre sus pasos
hasta el taburete de dida
pensando en largarse
y no volver.
la pachanga
podía resultarle indigesta
a un cabeza de techno.
3
de marzo
de 2012,
dsbrdr.
(incluido originalmente
en CONTRA LOS CUERDOS,
autoeditado en diciembre de 2012)