en el Quinto E
de muy buena gana
se deslizan,
tras otro desenfreno,
tras pedida puntería,
sin impedimento,
con no más que viscosidad,
como poco muriéndose,
dando juego a cuatro ojos,
desinflamando pelotas,
varios chorrillos
de merengue
por la nariz,
por las mejillas,
por labios,
por
la suave barbilla de
la amante pescatera
de findes con corazón
hecho papilla
que pregunta
al deejay con artrosis:
"¿está ya
toda tu puta pus fuera,
puto cabronazo?"
y oye:
"lo está, puta puerca,
y ya es toda tuya de nuevo."
el yonqui nazi del Cuarto De
que se ha vuelto a cagar encima
ha oído la rotura del copón
lleno de ron veinte minutos
antes de la descarga.
el ludópata matón del Tercero Ce
que ha vuelto a tener
una rampa pajeándose
ha oído la rotura
del copón lleno de ron
y unos ladridos diez minutos
antes de la descarga.
el proxeneta cleptómano
del Segundo Be
que ha vuelto a perder
el papel de fumar
ha oído la rotura
del copón lleno de ron,
unos ladridos
y la voz de bowie
cinco minutos
antes de la descarga.
el escritor en silla de ruedas
del Primero A
que ha vuelto
a descargarse las bases
de otro concurso
que pinta bien
ha oído la jodida rotura
del copón lleno de ron,
unos ladridos,
oye y vio a bowie en vivo
(pero no recuerda dónde)
y a la pescatera gritando:
"¡sigue, me corro
deejay mío, me corro!"
mientras llora mucho
solo de nuevo,
añora mucho
caminar de nuevo,
bebe mucho ron
a morro de nuevo y
su perraco atado asustado
no deja de ladrar
porque
tiene hambre y sed y
no pienso ni agua y es
el único que ve
como al menos la luna
va a dormir como un lirón.
4
de abril
de 2013,
dsbrdr.
(incluido originalmente
en ¡ESTRAGA!,
autoeditado
en septiembre de 2013)