20 años y no más repertorio
de maneras de caer en gracia
teníamos entre nenas
por marchosas que
las fiestas fueran:
2 salidos inexpertos
de poca labia
pasando metro 80,
con percha pero sin gancho,
con repelús
por el centro de la pista.
los ritmillos
eran impersonales,
atontadores, ligerísimos.
las resultonas
acababan con macarras.
nuestra pasta daba pa pocas,
baratas, tibias tajas.
bien, pues volvíamos
a pie sin prisa
en pleno invierno,
de madrugada
por anchas calles industriales
sin descojone ni cacho pillao,
intentando recordar
el chaflán del buga
cuando 2 macarras espitosos,
a 20 metros, desde otra acera,
nos pidieron gritando fuego.
¿fumetas majos en apuros?
desde párvulos nos juntábamos,
el pasmarote y el despistes.
habíamos empezado
apenas a buscar mechero
cuando en 2-3 segundos
cruzaron la calle;
en la barriga algo punzante,
en los oídos: lo que lleves,
venga, ya, todo,
venga, ya, todo,
juégatela, rápido,
no estamos pa hostias.
mi extra del mes
montando cámaras de vigilancia
era 50 euros.
ninguna lo captó.
la suya 70 reparando coches.
ninguno nos socorrió.
en pocos años se metió
a poli el pasmarote
y el despistes en un hospital.
4
de enero
de 2017,
dsbrdr.
(originalmente incluido
en EL BUEN PULSO COLEA,
autoeditado en diciembre de 2017)