aquel lejano yo,
la verdad es que mofletudo.
cinco tiernos tacos.
parvulario. barracón.
niñitos. unos cuantos.
barro, braguitas,
berreos, plastilina,
esto es poesía a destiempo
que por descontado
viene a cuento para mí.
un charco llamativo
a finales de los ochenta.
mini cabrones. muchos.
yo y aquel charco llamativo.
finales de los ochenta. barro.
¿hubo un porqué? me acerqué.
es muy posible que sólo viera
reflejado en ello, yo,
un exagerado joven miedo
por derrotar,
ellos una bromita más
entre monstruítos.
¿dónde se quedó el porqué?
alguien, algún bichejo de mierda
tuvo que atreverse a empujarme,
a hacérmelo saber:
tú tendrás
que mojarte por nosotros
(ni sueñes
con volver a estar seco).
odio a espuertas dominándome...
un buen rato solo, con batita
y gayumbos en un aula vacía.
niñitos, dando nudillazos
a la cristalera...
gritones, señalándome desternillándose.
tuvo que atreverse.
un maldito enanito valiente
que quiso presentarme ahogo.
qué hijito de putita.
no supo que yo ya fui hecho
para mojarme confesando
ahogos que...
igual
a día de hoy
a la puta zorra de su parienta
también le hacen mojarse
un poco mientras
le ahogo y le follo
la rica gorda boca
que él le besa mal,
hasta
acabar
bien
seco.
15
de diciembre
de 2012,
dsbrdr.
(incluido originalmente
en ¡ESTRAGA!,
autoeditado en septiembre de 2013)