domingo, 26 de marzo de 2017

AHOGO

aquel lejano yo, 
la verdad es que mofletudo. 
cinco tiernos tacos.
parvulario. barracón.
niñitos. unos cuantos.
barro, braguitas, 
berreos, plastilina,
esto es poesía a destiempo 
que por descontado 
viene a cuento para mí.
un charco llamativo 
a finales de los ochenta. 
mini cabrones. muchos.
yo y aquel charco llamativo.
finales de los ochenta. barro.

¿hubo un porqué? me acerqué.
es muy posible que sólo viera
reflejado en ello, yo, 
un exagerado joven miedo 
por derrotar, 
ellos una bromita más 
entre monstruítos.

¿dónde se quedó el porqué?
alguien, algún bichejo de mierda
tuvo que atreverse a empujarme,
a hacérmelo saber:

tú tendrás 
que mojarte por nosotros
(ni sueñes 
con volver a estar seco).

odio a espuertas dominándome...
un buen rato solo, con batita
y gayumbos en un aula vacía.
niñitos, dando nudillazos 
a la cristalera...
gritones, señalándome desternillándose.

tuvo que atreverse.
un maldito enanito valiente
que quiso presentarme ahogo.
qué hijito de putita.
no supo que yo ya fui hecho
para mojarme confesando
ahogos que...
igual
a día de hoy
a la puta zorra de su parienta
también le hacen mojarse
un poco mientras
le ahogo y le follo
la rica gorda boca
que él le besa mal,
hasta
acabar
bien
seco.


15 
de diciembre 
de 2012, 
dsbrdr. 


(incluido originalmente 
en ¡ESTRAGA!, 
autoeditado en septiembre de 2013)