Mi prepucio,
tu alma,
¡Oh sí! Tan
sensibles los dos.
Lo mío al
mostrarse se sonroja,
lo tuyo no se
muestra,
se demuestra.
Lo mío no se
molesta
si le sacan la
lengua,
a ti puede que
te lo saquen.
Guardémoslos
ahora,
tú donde puedas,
yo donde quepa.
Ellos poco saben
cuánto dura
el fútbol,
la lluvia
o una entrevista
pero ocupan
bocas
y/o nos vuelven
reflexivos.
No deben
ennegrecer
aunque
envejezcan.
Meneémoslos
antes de otro
ajetreo
para quitar
cuerda a estos minutos.
23
de octubre
de 2010,
dsbrdr.
(incluido
originalmente en
ALQUILÉ MI
VEJIGA AL INSOMNIO,
autoeditado
enero de 2011)
enero de 2011)