domingo, 16 de abril de 2017

LIAM Y SARITA (MÁS QUE EGO EN JUEGO)

- huah, mira que tienes iniciativa como zorra, ¡joder! 

sarita levantó su culo un poco, se sacó del coño toda la polla y se dio unos cuantos toques fuertes y rápidos en el clítoris con el capullo. 

- alégrate, hoh, de tener tú toda la culpa. ¡toda, puerco! 

desde no muy lejos, en el comedor, el crazy clown time de lynch s' escuchaba nítidamente. el circular de algunos coches sonaba mezclándose con gemidos, con lo que se decían y con un bajo lento, profundo, no machacón. 

- métetela, trota, venga, así, sí. 

eso hizo ella apoyándose con las manos en la pared. él le lamió tensando el cuello los dos pezones ansiosamente. no habían estado comentando que hacía frío antes de empezar a follar. 

- muérdemelos un poco, sí, eso es, así. ¡qué rabo, cabrón, qué rabo tienes! 

aceleraron el ritmo del polvo y liam amoldó sus manos a las poderosas caderas de ella. los dos sabían que los platos se quedarían un día más por fregar. a sarita le gustaba coger en pleno trote los cojones. 

- hah, ¡hah! qué buenoo... me toca darte a 4 patas. 

solían repartirse el tiempo de dominio sexual. solían iluminar el asunto con velas pequeñas pero ya no les quedaban. con sarita en pompa eso era bastante irrelevante. 

- mjmh, mjhmj, ¿más rápido, más fuerte? 

ella, movida por cada embestida, retorció la sábana bajera, gimió pero no contestó al momento. habían bebido birra escocesa con whisky, la 1488. llevaban unos siete meses follando y conociéndose; puede que conociéndose follando, o reconociéndose. 

- ¡reviéntame! ¡azótame! ¡te gusta! ¿te gusta? 

liam subió una pierna a la cama mientras soltaba baba en el ano con buena puntería. restregó con un pulgar la baba decelerando la jodienda mientras sarita abría la boca notándola. cuando quiso meter un poco de dedo junto a la baba ella se giró completamente deseosa de mamar. 

- eso es, date, date en la lengua, ¡cojones! 

con fijeza miró con sus ojos magnéticos muy abiertos el placer en los suyos nublados. tras darse contundentes capullazos en la lengua los cerró y atragantándose un poco rozó con la barbilla los huevos. él la ayudó a seguir así unos segundos y luego ella la saboreó toda con ganas. 

- jo-der, con una d' estas mamadas me matarás una noche d' estas, jo-der. 

liam le sobó una teta natural, bien formada, no muy blanca, envidiable, adorable. interrumpiendo un momento la succión, sarita sugirió un 69. su coño sabría agradecérselo, dijo. sus labios (de arriba y de abajo) se conjuntaban dando y recibiendo calor, suaves y ensalivados. 

- me toca encima. venga, vamos, ya. qué gusto, hostias. 

sumando la edad de ambos, según se habían dicho en la primera cita, llegaban a los 38, y era cierto pero no con la edad que creía él que tenía ella y ella que tenía él. él creía que ella tenía 19 (y 17 era lo cierto) y ella creía que él tenía 19 (y tenía 21 realmente). cuando él se la sacó del coño bruscamente, sarita intuyó que era pa colársela por el ojete. 

- nenito, despacito; está más o menos limpito,, pero ten cuidadito. 

liam lo hizo así y en menos de un minuto entró entera. gritaron alegremente, morreándose, acariciándose, con la voz nasal de lynch de fondo. él al cabo de unos minutos fue a quitarse con agua toda la mierda. 

- de verdad, no tenía n' idea de que cantara él, y menos de que cantara así. 

él no contestó y cuando volvió al cuarto ella volvió a chuparsela hasta obtener una generosa ración de semen en la lengua que luego engulló. luego se tumbaron muy abrazados unos 3 minutos. eran casi igual de altos y casi igual de cariñosos; o eso creían. 

- estaba más densa que otras veces. 
- ¿qué otras veces? la calentura ha sido la misma o mayor; en mí al menos sí. 

a ella solían decirle sus colegas que era divertida, una viciosa y a veces sentimental. a ella él le decía que sus colegas le decían lo mismo. 

- en mí también, liam, también; sólo estoy diciendo que lynch y follar no acaban de encajar. 
- ¿sólo dices eso? lynch encaja con más de lo que crees aunque rebañe mierda como mi polla. 

tres noches antes habían visto juntos mulholland drive. en siete meses sarita había sido morena y rubia. 

- ¿cuánto hace que no me haces una cubana? 
- ¿cuánto hace que no me haces el puto amor? 

se arroparon no a la vez y se mostraron sonrisas torcidas. pasaron dos o tres motos sin silenciador. 

- cada vez que me pides que baje el ritmo estoy haciéndotelo, nena. 
- tú, el ritmo y el amor no siempre os unís. 

liam se levantó, se puso los calcetines y puso la aguja al principio de stone's gone up. volvió junto a sarita y se arropó sin quitárselos antes. 

- ¿ésta te gusta, no? con cierta pegada y con cierto misterio, como tú. 
- que te jodan. eh, liam, contéstame por una vez: ¿tú diferencias entre hacer el amor y quemarlo? 

a liam solía gustarle callarse y menear el tarro al ritmo del tema en esos momentos. ella le miró a la cara repitiendo la pregunta. 

- sabes que te quiero y te lo demuestro fuera y dentro de la cama. no desvaríes. 
- ¡ya, claro! hemos follado en jardines, en cajeros, en un montón de baños públicos. ahora soltarás esa mierda que soltáis todos: varía y avanza. varía y avanza. yo y mi coño nos reímos de eso, ¿t' enteras? entérate. un día querrás cagarte en mi coño o en mi boca para demostrar amor y variedad, ¿sí o no? menuda demostración de mierda, liam, de mierda. 
- ¡eh! como enferma apuntas maneras, destacas: tono teatral, gestos histéricos e imaginación. 

poniéndose tras oír eso más seria, sarita se quedó mirando la pequeña bombilla apagada colgante en mitad del techo del cuarto. liam se sacó un moco con una mano y con la otra se rascó un cojón. 

- liam, contesta a esto: ¿se te ha ocurrido escribirme algo bonito alguna vez? 
- joder, sarita, nos escribimos a diario, ¿sí o no? y lo que hacemos es ya suficientemente bonito. nos escribimos para hacer algo bonito. eso es bonito, joder. ha de ser bonito hacerlo, no escribirlo. no juntes tanto bonito, coño... no estamos en el mar. 
- no entiendes una jodida puta mierda, joder, joder. ¿hacerlo? ¿hacer qué? ¡ah, ya sé, ya sé! dios, me desesperas. ¿tú lees? ¿alguna vez lees? 
- ¿qué tiene que ver leer con algo bonito? ¿no querrás un poema o algo así? 
- ¡pues sí! ¿qué pasa? lo que pasa es que no eres capaz de escribir uno, uno bien bonito. 
- venga ya, niña, coño, no me jodas... 
- pues que sepas que anteayer me regalaron uno. 
- ¿un qué? 
- uno. un poema. 
- ¿quién? ¿dónde? ¿de qué va? 
- yo qué sé. me lo dio. un tipo. un colgao. en plena calle. me lo dio y se piró sin más. 
- ¿en serio? 
- en serio. 
- muéstramelo. 

sarita fue a la cocina descalza, abrió su gran bolso y lo buscó en uno, dos, 3 bolsillos con cremallera. lo encontró, lo desdobló, se rascó la cabeza y volvió todavía desnuda al cuarto. le dijo léelo y él dijo léemelo tú. ella dijo no pero al final lo leyó ella en voz alta: 

"vivamos gracias 
a morirnos por estar juntos, 
retorciéndonos 
ya sabes cómo, 
sin amanerarnos, 
sin normalizarnos, 
sin bajones. 
entretanto 
no cojamos la costumbre 
de relajarnos 
cuando el siguiente enemigo 
pregunte qué tal estás." 

- ¿y eso es amor? ¡venga ya! ¿es eso puto amor? ¡menuda mariconada! no pienso escribir algo así. 
- ¡el amor no tiene nada de puto, liam! además: 
¿dije yo que fuera un poema de amor? ¿dije yo eso? 
- ¿y he de creerme que el tipo que te lo regaló no quiso follarte? porque no le diste nada, ¿no? 
- ¡gilipollas, eres gilipollas! 

tras gritar eso, sarita se vistió de cintura para arriba, subió la persiana, fue al comedor, guardó en la funda correcta el segundo vinilo de lo que ya no sonaba y puso algo bailable, algo de underworld: dubnobasswithmyheadman. eran las 3 y pico de la madrugada. quitó un poco de graves y cogió un bote con olivas picantes de la nevera con intención de comérselas en la cama. volvió a tumbarse donde estaba, sin tocarle, sin ser tocada. tras tragarse 2 olivas le lanzó a liam una al pene y dijo burlonamente: 

- gilipollas y cerrado. eso eres. y encima yo te pongo esto, aunque sea bajito, pa que practiques tus pasos de bailarín pasao. 
- ¡a tomar por culo, zorra! ¿qué sabrás tú? 
- por ejemplo que deberías hacer que me corriera ahora; eso sé, capullo. 

echaron entonces un nuevo clavo. nuevo y último clavo juntos aquella madrugada. un mes después, cada uno ya por su lado, cada uno en un bar distinto tomando tullibardine 1488 comentaba con colegas que se habían mantenido al margen las circunstancias del adiós: 

- ¿está ida o no? me pidió que me cagara en su boca o en su coño. decide tú, dijo. dijo eso, creedme. además iba de poetisa y entendida del amor. encima bailaba fatal y le va un palo musical muy... en fin, ida, muy ida; rarita. se acabó. 

--- 

- ¡un mal perrazo! lo que oís. y un picha chica. ¡ésa sí que me bailaba dentro! y me ponía cosas de david lynch. sí... el pirao ese que hace cine. tiene discos también. algo en él olía a pluma. menos mal que al menos le inculqué buen gusto por la cerveza. 


15 
de mayo 
de 2015, 
dsbrdr. 


(originalmente incluido 
en POR DONDE VAN OTROS TIROS, 
autoeditado en junio de 2015)