domingo, 16 de abril de 2017

¿A DÓNDE VAN LOS TIROS QUE DAN?

oigamos, notemos 
cómo el gran amor disponible 
nos necesita (como nosotros 
a él) para trascender 
pero sigamos siendo 
muy humanos, es decir: 
mierdecillas que están 
en condiciones normales 
poco a la altura de merecerlo. 
a todas, de un sexo u otro, 
retorcidas, secas o frescas, 
nos revendieron amores 
que unen, desunen, 
anonadan, envenenan... 
pero vaya con este globo 
cabrón... ¿con qué amor 
contábamos cuando 
un compañero cincuentón, 
del cual ves el nombre 
en la puerta del vestuario 
porque ha muerto su madre 
te confirma que se trata de él? 
¿con qué amor? 
¿a dónde se va 
la grandiosidad del amor 
cuando ese conductor 
de coche médico te dice 
que está abatido 
porque le llamaba cada día 
y ya no lo hará más? 
¿a dónde se va en un caso así? 
o: ¿de dónde sale y si sale 
a qué se le parece? 
¿a una palmadita mientras 
dice que lo malo será 
seguir levantándose? 
la espada o 
la pared me querrán pero 
esta noche miro sudando 
un techo, revolviéndome 
tanto como mi perola... 
¿dirige lo que la mujer 
saca del sexo 
a lo que le contaron 
que da el amor 
tras mucho sacrificio? 
ambos, tipos o tipas, 
se pierden al confirmar 
sus entregas. comparten 
perder en sus naturalezas. 
en eso están igualados 
pero ya, ya: 
la mujer suele estar 
natural y socialmente 
más atada a tejer amor 
y sexo con el mismo hilo... 
y ahora, en el nuevo siglo 
cuesta pasar hilos 
por muchos pliegues, 
¡como en el siglo 20 pasó! 
¡pliegues y rotos! 
y tanto ellos como ellas 
fantasearán 
con sentirse desnudos, 
transparentando hilos, 
protegiéndose... 
el problemilla 
(mi costurera madre 
tal vez lo sabe) 
es que no se puede tener 
la ropa 
tan 
tan intacta 
cuando se quiere mantener 
activo un corazón 
(e inditex está 
forrándose gracias 
a los amorcillos 
dados y recibidos). 



de julio 
de 2015, 
dsbrdr. 


(originalmente incluido 
en CIERTO VERDOR, 
autoeditado en octubre de 2015)