sean se sienta intranquilo
con sucios sueños
en stand by
en un portal
de mármol marrón.
cogen sitio vicios,
malas costumbres,
liebres cojas,
persecuciones fallidas,
granizo en el culo
de un monstruo,
caras b de Oasis,
cohetes que lanzaría...
en su mente mantecosa.
son casi las dos
de la madrugada.
le han invitado
a una copa entre semana
(no una fémina)
en el antro que más
le ha visto solo.
la noche ha empezado
a saberle a rendición.
reprime ganas
de pajearse públicamente.
le queda tabaco y mala traza.
se lía un barrigudo manitou.
toda la quietud
y los segundos amargos
que la mueven se apropian
de un momento mustio.
de repente,
un quinqui en tirantes
sale
del portal d' enfrente.
- eh, tú eres mi vecino,
t' he visto esta tarde
ahí asomado, ¿eras tú?
- sí, puede que lo fuera.
el q. en t. quiere palique.
del típicamente
insustancial.
saca dos latas de cerveza.
las transporta en un camión.
el piso es de su jefe.
sean suelta humo
y voz vaga.
la mujer del q. en t.
sale en bata.
la libido de sean
sale por patas.
el q. en t.
pregunta cosas,
exhibe tatuajes,
invita a pall mall,
se toca
la perilla
bien repasada
con calma,
relata infortunios,
es todo un experto
robatiempos
con un corazón en crisis
representándole.
la mujer,
molesta por el humo
y los humos de su maromo,
acusa a sean
de mirarla mal
desde el ventanal,
de su excesivo
volumen musical.
sean ve que son más
de las 2:30 en algún lugar,
y que las personas
con un poco de suerte
y algo con lo que soñar
no querrían
estar en el suyo.
la cerveza ha estado
todo el rato caliente.
el q. en t.
deja de dar la murga.
su parienta de rascarse.
sean se va a mudar.
25
de septiembre
de 2012,
dsbrdr.
(originalmente incluido
en ¡ESTRAGA!, autoeditado
en septiembre de 2013)