la memoria barrida
y entregada deja
que el tiempo de juego
de instintos comprensibles,
estupidez comercial y
superficies para enfermar
quepa,
se quede,
ocupe un espacio
por donde la verdad
da vueltas,
se deforma
de lo sobada
y hecha polvo q' está,
tropieza consigo misma
y acaba rompiendo el suelo
porque
donde le ofrecen sentarse
no está a la altura
de su dolor de calidad.
bajo ese suelo roto
hay un techo verde turquesa
enguarrado, llenándose
de insectos chafados
por diablos más quemados
que calientes y
que pobres.
esos diablos quemados
se impulsan
con sus gordas colas
desolladas
pero fuertes y
golpean
incansablemente
el techo;
le dan testarazos
esperando que así por él
caiga el sudor
de la verdad hecha polvo,
casi del todo rota
pero todavía rompedora.
la memoria barrida
y entregada
va dejándose joder
por todo
el tiempo en juego,
por todo
el espectáculo incesante
de todos los diablos
quemándose
más que calentando...
mientras goterones
caen del techo
llevándose verdor
con un insecto dentro.
2
de septiembre
de 2015,
dsbrdr.
(originalmente incluido
en CIERTO VERDOR,
autoeditado en octubre de 2015)
autoeditado en octubre de 2015)